domingo, 27 de junio de 2010

Manuel Romero: Peligro, ¡camiseta roja!

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El nacionalismo lo impregna todo: el deporte, las leyes, la educación... hasta lograr que su nación imaginaria llegue algún día a ser realidad. Hoy nos encontramos con un larvado rechazo de los nacionalistas a la Selección Española de Fútbol, la Roja, mañana ¿qué será, una declaración unilateral de independencia de los países catalanes, una liga catalana independiente de la española, un cierre de fronteras comerciales, una independencia fiscal?

Peligro: camiseta roja

Manuel Romero. La Voz Libre.

La selección nacional de fútbol de España, ahora también denominada ‘la Roja’ por el color de su camiseta, ha provocado alegrías a muchos catalanes, pero también algún disgusto. Me temo que los barceloneses no conseguirán que su alcalde, Jordi Hereu, permita que se instale una pantalla gigante en una de sus muchas plazas para festejar los goles, como reclama Albert Rivera desde su partido, ‘Ciudadanos’. Ni que los padres de Manel, un niño de Gironella (Barcelona), puedan mandar tranquilos a su hijo al colegio vistiendo la camiseta del Campeón de Europa.

Se da la circunstancia de que Albert Rivera también fue quien esta semana se presentó en el pueblecito del interior barcelonés para acompañar a esa familia a ver por televisión el encuentro España-Hondura, después de que el chaval fuera increpado por llevar la camiseta roja con el escudo de España.


Albert Rivera ha sido objeto de algunas críticas por hacerse una fotografía con el niño, en presencia de sus padres y de otros militantes de su partido, todos ellos luciendo la camiseta de la selección.

En Cataluña, donde la primera hornada de la población es sometida al continuo bombardeo de la propaganda nacionalista, cuando no antiespañola, salir en ayuda de una familia en apuros es presentado como una acción demagógica sin fundamento. Sin embargo, desde los colegios hasta la Universidad, pasando por los campamentos de verano, la acción del nacionalismo está engranada para conseguir que los niños carezcan de toda noción de arraigo respecto a la entidad española.

En ese contexto, que Albert Rivera se fotografíe con un niño, frente a la implacable propaganda difundida desde los ámbitos nacionalistas, es un gesto de solidaridad y casi una acción humanitaria frente a la manipulación que ejerce el poder con sus inevitables consecuencias.

Dos ejemplos de esta machacona ‘agit-prop’ nacionalista la representan los libros de texto escolares y las campañas publicitarias pro selecciones catalanas, que ejercen una influencia envenenada en las aulas y en los patios de recreo.

1. En un spot para televisión de la campaña pro selecciones catalanas, a un niño rubito, con camiseta blanca con la senyera, otro niño no le permite jugar un partido de fútbol en medio de un descampado. ¿Quién lo impide? Un chico moreno y chulesco que viste... ¡oh casualidad!... la camiseta roja de España.

2. Libro de Santillana de 4º de ESO de Llengua Catalana, página 166, ejercicio oral: «Haz la narración de la retransmisión radiofónica de los últimos minutos de la final de la copa del mundo de fútbol. Se enfrentan Cataluña y Brasil. Piensa que el resultado es muy ajustado y que Cataluña puede ganar el campeonato». El pasaje es un ejemplo de manipulación malintencionada de los cientos que incuyen los manuales escolares en Cataluña y fue publicado en un reportaje que yo mismo escribí en un serial para el diario 'El Mundo'.

Un universo a la medida, basado en dos aspectos fundamentales del nacionalismo extremo: el deporte como aspiración de un pueblo, el enemigo exterior representado por España, y el horizonte soñado, dominar el mundo, simbolizado de una manera futbolística.

Quienes han elaborado el guión del spot y el contenido del libro no lo han hecho de forma ligera. Ambos productos tienen como consumidor final la infancia y los jóvenes y no se fundamentan en hechos legales o racionales. Han buscado los aspectos más pasionales para, desde la irracionalidad, fabricar el mito de la patria imaginaria. Ellos no han buscado el espíritu de la concordia con un spot en el que el niño de la 'Roja' y el de la blanca juegan juntos, ni se han preocupado de explicar que sin Liga Catalana no hay selección catalana posible (es decir nunca más Barça-Real Madrid, y sí Barça-Lleida), qué va: hechos consumados, enfrentamiento oportuno...

Se entenderá que aquellos niños que viven la 'Roja', la camiseta de su país, la oficial, la legal, en la que ven jugar a los mejores del Barça, de Real Madrid, de la Real o del Sevilla, encuentren que el aparato político catalán, ese que impide que la selección de España pueda ser animada desde una pantalla en la calle, ese que promociona y financia spots donde los españoles son los malos, ese que autoriza libros escolares en los que se vislumbra un futuro separatista, se sientan en 'territorio comanche'. Y que los niños que se creen esos spots y esos libros vean a los chicos que visten la 'Roja' como sus enemigos.

El caso del niño de Gironella es UN caso, pero no es EL caso. Hay más. Manel vive en un ambiente calentado con ejemplos como los anteriores y por eso es comprensible que ‘Ciudadanos’ haya querido acudir en su apoyo y en el de sus padres, que lo han reclamado.

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