lunes, 7 de enero de 2013

Navidades esteladas: mezclando churras con merinas


Nunca me ha gustado que se mezcle la política con otros temas, como el deporte o la Navidad. La fe nacionalista (y digo fe porque se basa en dogmas incuestionables) viene salpicando a todos los ámbitos de la vida en Cataluña, llegando incluso a afectar a temas tan obviamente apolíticos como las navidades. Una tradición cultural, e incluso religiosa, como es la Navidad, debería estar al margen de la política, no me parece correcto que unos pocos impregnen una celebración que es de todos con su simbología nacionalista, que además resulta excluyente con todos aquellos que no la compartimos.

Será porque el ambiente está muy sensible desde hace meses con el proceso de “transición nacional” emprendido por nuestros gobernantes en Cataluña hacia la secesión; será que están obsesionados por mantener viva la ficción, ese matrix estelado; o será que han logrado, tras años de lluvia fina y constante con el mantra nacionalista, que muchos ciudadanos catalanes no sean capaces de vivir sin esteladas “hasta en la sopa”.

El caso es que estas pasadas navidades he encontrado banderas independentistas en todas partes, empezando por los nacimientos (o pesebres), como el que aparece en esta fotografía tomada en un lugar público de Barcelona

Quizás es que no conozco bien la historia sagrada, igual resulta que Jesús nació en un pesebre de un pueblo catalán, donde colgaban banderas esteladas de sus balcones para irritar a los invasores romanos. O quizás fuera una muestra de solidaridad del pueblo judío de Belén (porque por aquel entonces era de Judea, no de Palestina ¿verdad?) con el bimilenario pueblo catalán al otro lado del mediterráneo. ¡Qué poco rigor histórico!

Aunque, ya puestos a imaginar, quizás podría ser un homenaje a la estrella de Belén, esa estrella que guió a los Magos de Oriente (o de Tartessos como ahora propone el Papa), hasta el lugar del nacimiento del niño Dios, dejando tras de sí un rastro cuatribarrado de fuego. ¿O acaso será que les guió a través de los Países Catalanes?

Llegados a este punto de introducción de nacionalismos y banderitas en el nacimiento, ¿por qué no adquirir el “Pesebre de la Estelada”, en el que todas las figuritas van ataviadas con sus colores? ¡qué lujo de ropajes y de colorido "nacional"!


Tampoco nos olvidemos de incluir el tradicional “caganer”, figurita típica en Cataluña y Valencia, que se suele colocar en un rincón del nacimiento, escondida detrás de un arbusto mientras hace sus “necesidades”, y que al mismo tiempo bien podría aprovechar para reivindicar la independencia de los “Países Catalanes” enarbolando su propia bandera estelada.


¿Y qué decir del tradicional baño y posterior carrera a nado del día de Año Nuevo? ¿por qué tiene que ser el de la playa de la Barceloneta, en Barcelona, el único lugar del mundo donde algunos bañistas se envuelven en banderas esteladas? ¿qué obsesión les lleva a bañarse con banderas independentistas? ¿acaso mejora su capacidad de flotación en las gélidas aguas barcelonesas?

Hasta aquí, podríamos asumir que se trata de detalles “simpáticos” y originales, realmente muy originales pues no conozco ningún país en todo el mundo cuyos ciudadanos estén tan obsesionados en llenar el nacimiento de banderitas (alegales y no oficiales, por cierto).

Lo que no han tenido en cuenta los sufridos ciudadanos es que, históricamente, siempre que se ha mezclado política y religión hemos acabado mal: las Cruzadas, la Inquisición, las Guerras Santas, el nacional-catolicismo, etc. Nuestros mayores aún recuerdan que durante el franquismo tanto la Iglesia como el propio régimen estaban absolutamente entremezclados, en una extraña simbiosis de poder, apoyándose mutuamente. ¿Es esto es lo que pretenden los nacionalistas? ¿Qué la religión y las tradiciones se politicen, haciendo que muchos nos sintamos excluidos de la tradición navideña por esta parafernalia? La respuesta es bien sencilla, todo forma parte de un plan estratégico, para lograr que el independentismo sea visto como algo lógico y natural, con un goteo continuo de símbolos, cual lluvia fina que cala profundamente, y no se rechaza ningún apoyo, ni siquiera el de la Iglesia. ¡Pero si hasta Sor Lucía Caram, la monja tuitera, se manifiesta a favor de la independencia de Cataluña!

Si por algo se caracterizan los nacionalistas (que no por su rigor histórico) es por su tenacidad, constancia y por su afán de evangelizar y expandir sus ideas “urbi et orbe” en todos los ámbitos de la vida. Así, cuando se ponen a politizar las navidades, no dejan escapar ningún cabo suelto para seguir haciendo su propaganda, introduciendo también las esteladas en los Talleres de Navidad, donde los niños realizan trabajos manuales, en el que les enseñan “decoración estelar”. No es casualidad, la sacrosanta fe nacionalista cuenta con una potente “catequesis” para adoctrinar a los niños en ella, introduciendo en sus juegos la sempiterna bandera estelada y sus dogmas incuestionables.

En este caso concreto, el taller de “Formación del Espíritu Nacional" se realizó en un pabellón público de Berga, coordinado por la Assamblea Nacional Catalana, esa entidad separatista a la que CIU y ERC apoyan y subvencionan con dinero público. Es un hecho evidente que se está adoctrinando a los niños en una doctrina, el separatismo, que incluye el odio a España como forma de afirmarse, y para colmo, pagado con dinero de todos nosotros.


¿Qué se hace luego con estos farolillos “estelados”? Todo sirve para el mismo fin: propaganda separatista. Serán empleados en la Cabalgata de Reyes, iluminando el camino a SS.MM. los Reyes Magos, y contribuyendo así a la completa politización de las navidades, desde su inicio con el nacimiento de Jesús hasta la llegada de los Reyes. 

No estoy de acuerdo con que se politice la Navidad. No debe aprovecharse una fiesta de amor y unidad para seguir sembrando la semilla del separatismo

¿Tan difícil es respetar la inocencia de los niños y la magia de los Reyes de Oriente, dejándoles libres de banderas y de discursos políticos? ¿Tan difícil es no politizar las navidades? 

Por favor, señores nacionalistas, dejen ya de mezclar churras con merinas, respeten la navidad, y hagan política donde se debe hacer: en las instituciones políticas, organismos oficiales, o en sus sedes de partido.