jueves, 18 de septiembre de 2008

OTRA DIADA DIFERENTE: 11-S 2008 EN OSWIECIM (POLONIA)


Artículo escrito por JUAN RAMÓN TORRES, miembro del Consejo General de Ciudadanos (C's).


Mientras que en Cataluña el día 11 de septiembre festivo y nacional según la oficialidad gobernante, conmemorando la supuesta derrota ante la malvada España, unos reivindican la independencia de su pequeña y nueva nación, otros los más radicales queman banderas constitucionales españolas y francesas, así como retratos del Jefe del Estado, los míos, ciudadanos que aspiran a que se cumplan los derechos fundamentales de todos celebran la convivencia en la calle, denunciando la manipulación histórica de los mandamases instalados democráticamente en la Generalitat de Catalunya; este relator visitó Polonia y concretamente el día 12 se encontraba en el Museo al aire libre del campo de exterminio nazi de Auschwitz, Oswiecim en polaco.


Fue una mañana con tiempo nublado, gris, ambiente triste, y comprobó de primera mano que allá a 2.000 km. de Barcelona, en ese lugar, monumento al horror y a la barbarie de lo que es capaz el ser humano, algún nacionalista-independentista catalán, supongo y deduzco, ha exhibido su exaltación identitaria con la exposición inapropiada y fuera de lugar de su bandera, "la senyera" cuatribarrada.


Entre dos edificios con las ventanas tapiadas, hay un patio con una pared al fondo de color oscuro y agujereada, "El Muro de la Muerte" o "Muro Negro" donde se fusilaba a presos y otras víctimas del holocausto genocida de los nazis alemanes, siguiendo el macabro mandato de la solución final, detrás de este paredón se levantan unos mástiles para banderas, vacíos de cualquier enseña, excepto el del medio donde colgaba la de las víctimas asesinadas y exterminadas, de color blanco y azul, por lo del siniestro uniforme de rayas.


Al pie en el suelo, sencillas coronas de flores caídas y otros cirios anónimos, de pronto quedé sorprendido cuando observo impactado a la altura de la vista, una pequeña señera catalana bien visible, clavada en el muro desnudo de la vergüenza, allí estaba la solitaria banderita, la única que había, no existía ningún otro símbolo nacional reconocible.


Un visitante catalán inconsciente había dado la nota, quizás el fín era homenajear a las víctimas, a todas, sin embargo fue otra su intención, sin seguir el protocolo espontáneo de otros visitantes y turistas de otros lares seguramente más afectados por la barbarie cometida a sus antepasados, con ese acto poco respetuoso para la ocasión, se demostró y cumplió aquello de "el fet" (el hecho) diferencial, así como el victimismo político exagerado pujoliano y de otros líderes nacionalistas.


Pasaron centenares de personas, incluso estudiantes adolescentes enviados en autocares, sin mostrar públicamente sus orígenes y símbolos nacionales, salvo algún llamativo grupo escolar israelí desfilando y enarbolando en silencio la Cruz de David, pero el anónimo propagandista quiso expresar al mundo y exaltar su identidad y reafirmación catalana, dejó el mensaje de que son una nación, incluso en el infierno, en aquél campo de recogimiento y silencio sepulcral sin bandera, ni lengua propia, ni himno guerrero patriótico.


Esta demostrativa muestra de expansionismo internacional pancatalanista se complementa con la anécdota de otro turista de nuestra querida tierra, cámara filmadora en mano, tal vez alegremente emocionado por el hecho de encontrarse con su simbólica senyera y lo que representa, allí burdamente colocada, éste, dos días antes espetó coloquialmente en una comida en la ciudad de la Solidaridad, "Yo a los franceses, para joderlos, sólo les hablo en catalán", o como otro del mismo espectro político que sentenció seguro de sí mismo "España es un país muy centralista".


Vivir para ver y entender que nos queda mucho camino por recorrer y convencer de que hay otras vías no excluyentes y de más igualdad entre los ciudadanos.


Nizkor. (Recordaremos, en hebreo).

JUAN RAMÓN TORRES MARTÍN

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