martes, 21 de septiembre de 2010

Berta Junquero: 'A Labordeta, desde mi dolor'

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Reproduzco hoy el artículo de mi amiga Berta Junquero, sobre Labordeta, una gran persona, y un hombre honesto que nunca tuvo pelos en la lengua. Desde aquí, todo mi reconocimiento a su figura como defensor de las libertades.


Qué amargo me ha sabido el café de esta mañana!… Cuando me llamó Zarzo para decirme que te habías marchado. Que habías dejado de sufrir y de luchar contra “ese puto cangrejo cabrón”, (así lo definiste hace 9 años, cuando me dabas fuerzas y consejos para matarlo)…Y tú, querido amigo, de aspecto fuerte, valiente y luchador, no lo has podido matar.

Conversador incansable, palabrotero del pueblo, blasfemador, (son autodefiniciones tuyas), a mi me llamabas “palabrarista”…Despues, no he parado de utilizar esa palabra. La hice mía.

Hoy es un dia especialmente triste para mí, hoy hace años que nos dejó otro amigo, (al que tú tambien querías), Leandro Monleón… Por eso el

19 de septiembre, va a quedar grabado a fuego en nuestros corazones…Día triste.

No me olvido lo que me dijiste cuando nos dejó mi padre…

Me dijiste: – “¡Qué ejemplo de hombre!, Yo quiero ser siempre como él… pero, niña, demasiado joven para morir…¡¡No lo perdono!!, me dejó muchas lecciones a medias. ..Me debía unas truchas y una partida de ajedrez“… Y me diste un abrazo fuerte, que me reconfortó.

Hoy soy yo quien no te perdono a ti, pues tú tambien me has dejado muchas “lecciones a medias“…

José Antonio, ¡Mi querido Labordeta!, ¡cuantos recuerdos!… En Torrebaja, ¿recuerdas? En el chiringuito del rio, en el “cubo” del tío Pepe, en casa Emilio jugando al ajedrez con papá… De gira con “La Bullonera”…Verano del 77…

Todo un país te has llevado en la mochila…Todo un pais que te quiere y te recordará siempre como el hombre de la mochila. Una mochila que, si hablase… tendría muchas cosas que contar, anécdotas, chascarrillos y vivéncias. Una mochila que alberga un corazón. Un corazón de un baturro, (como decías tú), cazurro y burro, pero noble y luchador. Hoy muchos corazones lloramos tu auséncia.

Me enseñaste a amar la libertad, a caminar siempre en dirección norte, con tendéncia a la izquierda…Es mi modus vivendi,.Ahora más que nunca, y en tu honor, voy a “dejarme la piel” …

Te obedecí, querido maestro…¡Yá me cambié de bando! Y devoré tu libro, que hoy guardo con cariño.

Me pones en tu dedicatória:

“Lucha hasta la rendición, pero nunca te rindas en la lucha”

Prometo no rendirme. ¡Lo prometo!

Ahora voy a retomar la pluma…(o, en su defecto, mi teclado).

En tu memória, en tu honor. Volveré a escribir, como en tiempos pasados…

Amargo café, el que he tomado esta mañana, pero, saboreando esa amargura, afloran a mi mente los mas bellos recuerdos…Y no puedo evitar esbozar una sonrisa en tu recuerdo.

Un gran placer haberte conocido, todo un lujo el tiempo que hemos compartido, y un gran dolor saber que nunca más volveremos a vernos, a reir, a cantar… ¡Ni a recibir tu abrazo!
 
Berta Junquero (publicado en El Reformista)

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