domingo, 13 de abril de 2008

CHIKI-ZETA

Hace días que me venía rondando una idea por la cabeza: el paralelismo entre ZP y el Chikilicuatre. Es un claro síntoma del profundo debate ideológico que hemos venido viviendo en España durante los últimos tiempos, que ha cristalizado con la re-elección de ZP como Presidente del Gobierno, y de Rodolfo Chikilicuatre como candidato oficial a Eurovisión. Viendo como van las cosas, les auguro a ambos un éxito similar en sus respectivas misiones. Exito que sólo podría ser superado por figuras como Josep Lluis Carod-Rovira inaugurando la embajada de su país imaginario (Chikilicuatrilandia) en Berlín, ante el estupor general. ¡Y lo que nos quedará aún por ver!

El pasado jueves 10, en las páginas de El Mundo, aparecía un artículo de Pilar San Sebastián, en el que precisamente trataba este tema, que encaja exactamente con lo que venía yo pensando hace días. Extracto a continuación el comienzo del citado texto:

El ‘Zeta-Chiki’

ISABEL SAN SEBASTIAN

¿A quién le importa el Congreso de los Diputados? Hace mucho tiempo que la democracia dejó de ser parlamentaria para convertirse en mediática, hecho del que parece haber tomado más y mejor nota que nadie el dueño del escenario, mejor amigo de la cámara y maestro del titular, José Luis Rodríguez Zapatero, más conocido como Zeta.

Zeta es a la política lo que el Chikilicuatre a la música: un invento que incomprensiblemente vende, especialmente entre los más jóvenes, por más que a una le resulte imposible adivinar qué será lo que la gente vea en él. Una demostración inapelable del poder del marketing, capaz de colocar cualquier cosa en el mercado con tal de que el envoltorio sea atractivo y se orqueste una buena campaña. Humo, sonrisas, buen rollito y maquillaje, como vehículo de un mensaje tan vacío como machacón.

El Zeta-Chiki mola mogollón… Más o menos en eso consistió el discurso de nuestro presidente en el debate de su segunda investidura. Pintura rosa, falsas esperanzas, promesas que ya en el pasado fueron incumplidas, justificaciones infantiles y verborrea. Grandes dosis de lo que la mayoría quiere oír, seleccionadas con gran habilidad y expresadas en un lenguaje sencillo, accesible a todo el mundo, susceptible de proporcionar multitud de cortes jugosos a las televisiones amigas -que son prácticamente todas- a fin de llegar a través de ellas al grueso del electorado, que es quien al final decide. ¿A quién le importan los diputados? ¿A quién le importa el rigor? ¿A quién le importa la verdad? ¿A quién le importa España? Lo que importa es lo que digan los telediarios o los programas de zapping, que son los que más influyen en el granero de votos de Zeta. Lo demás importa un bledo.

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