lunes, 5 de septiembre de 2011

J.L. García Delgado: "Ir contra el uso del español es un mal favor social y regresivo"


José Luis García Delgado es economista, historiador, académico y ex rector de la UIMP



Español: segunda lengua de comunicación, 500 millones en 21 países. ¿Progresamos adecuadamente?
-Al modo orteguiano, supone un abanico enorme de posibilidades culturales y sociales, y una fuente caudalosa de oportunidades económicas...
-Lengua franca: ¿a qué aspiramos?
-A ser eso justamente: segunda lengua franca. Es un objetivo ambicioso, pero no irrealizable.
-¿Estamos mejor situados para alcanzarlo que el francés, alemán, ruso, italiano o árabe?
-Claro que para conseguir ese deseable objetivo habrá que hacer las cosas bien en el terreno de la política de promoción de la lengua.
-¿Comenzando por...?
-Crear conciencia ciudadana sobre su valor.
-Apertura: 18 millones de estudiantes de español; el valor económico del idioma no está en riesgo.
-Está en alza porque las principales economías que hablan español (mexicana, chilena, colombiana, argentina, peruana, española...) tienen vigorosos procesos de internacionalización empresarial. La España democrática es un ejemplo perfecto.
-En 2050, el Tío Sam contará sus batallitas en español, USA será el primer país hispanohablante.
-Dato extraordinariamente prometedor. Estados Unidos es la gran frontera norte del español, el territorio de promisión. Que en dos generaciones un tercio del país más rico y poderoso del planeta hable español dibuja un horizonte magnífico.
-En la jungla del asfalto se habla español.
-En ciudades como Nueva York, que conozco bien, ya es lengua de calle, pero no lengua de despachos profesionales ni de negociaciones empresariales. Nada se regala, tampoco el estatus de una lengua.
-En internet, el español es la lengua más utilizada, con 136 millones de usuarios.
-La ventaja que saca el inglés es muy grande. A lo que podemos aspirar es a consolidar nuestra posición como segunda lengua internacional en la Red.
-Democracia: de Norte a Sur, de Este a Oeste, en Europa el español se desliza sin frenos.
-Es muy generalizado el interés creciente por el español en toda Europa; también en Italia y en Grecia. Y en América, sobre todo en Brasil, otra gran tierra de promisión, a partir de la apuesta del Gobierno brasileño de incorporar obligatoriamente al «ensino medio» a la oferta de español. Y en Asia, la demanda de español en China, y el propósito oficial de recuperar nuestra lengua en Filipinas.
-¿Hay un techo para el español?
-No tiene por qué. No lo tuvo el latín en su época ni lo está encontrando el inglés. Ojalá que hagamos lo necesario —en el terreno cultural, económico, institucional— para que tampoco lo tenga el español.
-Convivencia: en el Senado se aprobó verter a Sus Señorías desde el gallego, vasco y catalán al español, y viceversa, cuando hay algunos diputados autonómicos que no conocen la cosa vernácula, y utilizan el famoso «pinganillo» para que les traduzcan, Anasagasti mediante, sin ir más lejos.
-Si a los problemas de la lengua les injertamos pasiones políticas u oportunismos, efectos perversos se obtendrán. Algo de esto está ocurriendo. Las lenguas no pueden ser instrumentos de confrontación, sino de entendimiento; no deben crear artificiales «barreras de entrada», sino abrir y ampliar la comunicación. En esto estamos perdiendo el rumbo, y no se dicen las cosas con franqueza. En España tenemos la doble obligación de dignificar y normalizar el uso de las otras lenguas españolas que no son el español y de adquirir conciencia de que el español nos internacionaliza, lo que aconseja promover su uso dentro y fuera de nuestras fronteras. Por ello, todo lo que vaya en detrimento del español, todo lo que sea acotar restrictivamente su uso, es un mal favor que nos hacemos, y sobre todo que hacemos a aquellas personas que no acaben por dominarlo razonablemente bien por culpa de una u otra política lingüística particularista y discriminatoria; un mal favor socialmente regresivo.

Idioma de «Césares»

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