martes, 20 de julio de 2010

Los socialistas se quitan la careta

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(Editorial - Huelva información)

CUANDO todavía se escuchan los ecos de "¡Libertad!, libertad, libertad...!" que pedían varios miles de aficionados, el pasado domingo, en la Monumental de Barcelona, el Partido Socialista Catalán (PSC), a través de su portavoz, Miquel Iceta, ha declarado que dará libertad de voto a sus 37 diputados el próximo 28 de julio en la votación de la ILP abolicionista de la Fiesta en Cataluña. El PSC ha jugado desde el primer momento a dos bandas. Si en la votación sobre las enmiendas hubiera votado en bloque -como lo ha hecho en otros temas, caso del aborto- a favor de la Fiesta, probablemente no hubiéramos llegado hasta aquí. Ya advertimos que el portavoz de este partido en el tema taurino, David Pérez, jugaba con fuego. En su momento dijo que apoyaba los toros, entre otras cosas porque "su prohibición costará a los catalanes 300 millones de euros". En varios medios de comunicación, e incluso en afirmaciones a la Mesa del Toro, afirmó que su partido votaría en bloque el próximo 28 a favor de los Toros y en este sentido ha mentido. Si tiramos de calculadora y no erramos, por la abolición de la Fiesta votarán los 33 diputados de Esquera e Iniciativa; entre tanto a favor de que los Toros continúen en Cataluña se encuentran 17 diputados, pertenecientes al PP y Ciutadans. Con este panorama, los 85 diputados restantes (48 de Convergencia y 37 del Partido Socialista) tendrán en sus manos la decisión definitiva.

Si nos remontamos al inicio de este lío, uno llega a la convicción de que en este tema prima fundamentalmente la política porque están utilizando los Toros como seña identitaria de lo español. No sirve como argumento para la prohibición de un espectáculo legal hablar de maltrato animal en una cámara que si fuera por esa sensibilidad debería haber elaborado una ley para evitar que diez millones de cerdos se encuentren presos, sin movilidad alguna, en un hábitat muy distinto del que vive el toro bravo en la dehesa. El mazazo político que se avecina puede ser definitivo.

Salvo PP y Ciutadans, que desde un principio dejaron patentes sus posiciones favorables a la Fiesta, el resto de partidos han estado jugando con los aficionados desde el nacimiento de la ILP; máxime cuando blindaron los correbous (encierros, donde incluso al toro se le colocan bolas de fuego en los cuernos) porque los partidos nacionalistas tienen en la Cataluña del Ebro, donde se celebran, su granero de votos. Después de esta odisea, al menos llegamos al juicio final sabiendo que los socialistas se han quitado la careta.

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