(Publicado en El Mundo)
Tener una fiesta está bien; sólo falta cumplir la ley
EL INSTITUTO Cervantes ha tenido la magnífica idea de instituir el Día del Español, una jornada homenaje a la lengua común de todos los españoles que es además compartida por 450 millones de personas en todo el mundo. Se pretende que esa festividad se perpetúe y se celebre todos los años el sábado más cercano al solsticio de verano en el hemisferio norte y de invierno en el hemisferio sur, con, entre otros actos conmemorativos, una jornada de puertas abiertas en las 70 sedes del Instituto.
La idea de que el Español tenga su día es digna de elogio, aunque el verdadero problema en nuestro país es lo que pasa el resto del año. Esto es, de poco sirve congratularse oficialmente por poseer el segundo idioma de comunicación internacional después del inglés, si aún hay en nuestro país comunidades autónomas como Cataluña o Baleares en las que se niega a los ciudadanos la posibilidad de escolarizar a sus hijos en esa lengua. Sólo cuando ese derecho legal sea garantizado en la práctica la fiesta del Español será completa.
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