viernes, 18 de abril de 2008

FORO ERMUA: VALORACION SITUACION POLITICA ACTUAL



INTERVENCIÓN DE IÑAKI EZKERRA, Rueda de Prensa del 18-ABRIL en MADRID.

Balance de las elecciones del 9 de marzo y de la situación actual tras el Debate de Investidura. Análisis del actual momento político.

El proyecto del nacionalismo ha salido debilitado tras las elecciones pese a que ese electorado nacionalista que ha votado al PSOE lo haya hecho porque ve en Zapatero la vía más pragmática para hacer avanzar su agenda. Ambas cosas son conciliables, el voto útil y la debilidad nacionalista. Es un hecho que el PNV pierde votos cada vez que se acerca a las urnas. Y basta comparar los Aberri Egunas de ahora con las de hace quince años. Se acabaron aquellas campas en las que Arzalluz arengaba a las multitudes. Ahora los Aberri Egunas son bajo techo. La dirección del PNV no ha bajado del monte pero una parte de su antiguo electorado sí. Y la prueba es que la propia cúpula del partido tiene que hacer el paripé de que humilla un poco a Ibarretxe. Es un paripé táctico, de acuerdo, para presentar la reforma estatutaria como una renuncia y una concesión que nos hacen, pero es sintomática de un estado de opinión que se va instalando en la calle. El hecho de que Urkullu tenga que meter en el armario a Ibarretxe es un triunfo democrático. Los nacionalistas se han dado cuenta de que Ibarretxe cansa y es impresentable. Ya el simple hecho de que tengan que hacer como que lo esconden implica una concesión al menos simbólica. Por otro lado, es obvio que la mayoría de esos votos que han abandonado el nacionalismo ha ido a parar a Zapatero. También ésa sería una muestra de debilidad y un aterrizaje realista en el caso vasco pues el electorado del PNV no ha sido como el catalán que alternaba tradicionalmente el voto nacionalista de las autonómicas con el voto a un partido central que le conviniera en las generales. No ha estado en su naturaleza esencialista ese pragmatismo. Sería una mutación positiva y un síntoma de desesperación –o sea de debilidad- que muchos nacionalistas hubieran votado a Zapatero porque se hubiesen percatado de que un personaje como él es ciertamente irrepetible en la Historia de España -y del planeta-, un auténtico chollo que hay que explotar como sea. Ese voto es el que podría volver al PNV y a ERC en las próximas elecciones autonómicas y darle un buen susto al PSOE. Pero hay un tercer grupo de votantes que no era nacionalista sino filonacionalista exactamente. El nacionalismo ha contado con esos votos prestados de un electorado que se ha terminado asustando con los desafíos secesionistas y que vota al PSOE no ya para avanzar hacia la secesión sino por hartazgo del delirio nacionalista, pensando en todo caso que el PSOE les ofrecerá a los nacionalistas lo que sea cabal ofrecer en vez de reprimirlo como el PP. Estos votos serán los que no volverán al nacionalismo en las autonómicas y los que amortiguarán un poco la caída segura del PSOE. Lo que está claro es que en estas elecciones ya no hay votos para todos. En las elecciones del 14-M de 2004 había votos para todos, para socialistas y para nacionalistas. En éstas del 11-9 de 2008 el votante tradicionalmente nacionalista se ha tenido que desdoblar y fingir como que era socialista igual que esos actores que tienen que hacer dos papeles en la misma obra, como en esas farsas en las que el mismo actor se pregunta y se contesta.

La Legislatura que ahora se abre nos va a hacer trabajar mucho.

Hay quien está empeñado en presentar esta Legislatura como un remanso de paz y en concederle a Zapatero no sé qué dichosa tregua cuando debe hacerse todo lo contrario. Si la Legislatura pasada fue peligrosa porque era la de las promesas a ETA y a los nacionalistas, ésta va a ser más peligrosa aún porque puede ser la de los cumplimientos. ETA y todos los nacionalistas –los del PNV, EA, Aralar, ERC, CiU, el BNG…- saben que su gran oportunidad tiene fecha de caducidad en cuatro años y van a emplearse a fondo. Saben que ahora o nunca. Y nosotros tenemos que estar muy atentos a lo que hace Zapatero, a en qué momento pasa del mareo de la perdiz a las claudicaciones claras o a la ruptura con esas promesas, que sería lo deseable. No se abre un período de tranquilidad sino de alerta máxima, de luz roja, de emergencia nacional. Los nacionalistas quieren que ésta sea la Legislatura de su gran avance, del “desbloqueo”, como dice Ibarretxe, su “paso gigantesco en el autogobierno” en palabras de Urkullu. Y nosotros tenemos que hacer que sea la Legislatura del hartazgo y de la derrota de las aspiraciones secesionistas de los nacionalistas. Si Zapatero opta por ceder tendremos que movilizarnos más que en la anterior Legislatura todavía. Y tenemos que demandar de Rajoy no que dé tregua a los nacionalistas sino que vaya más lejos que Aznar incluso, que impida las interpretaciones laxas de la Ley a la hora de tolerar homenajes a etarras o calles que lleven sus nombres o a la hora de aplicar beneficios penitenciarios a asesinos con condenas de miles de años. La Ley tiene que ser muy precisa en esto. Y además tenemos que inculcar el rechazo a la negociación con ETA no ya desde las víctimas del terrorismo sino desde la propia ciudadanía en general, que también es agredida cuando se cede al chantaje. Esta es la verdadera educación para la ciudadanía que debe darse no en la escuela sino a los adultos. Hay mucho trabajo en efecto.

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