jueves, 17 de junio de 2010

Pedro Nuno: Quemando

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Ayer tuve ocasión de asistir a una magnífica conferencia de Pedro Nueno, en el Día del Emprendendor, sobre "Emprender pensando en grande". Todo un estímulo para los emprendedores y futuros empresarios, auténtico motor de la economía, justo lo contrario que los sindicalistas a quienes dedica su última columna en La Vanguardia.

Quemando
(Pedro Nueno)

Los que me conocen saben que pienso que en esta Europa nuestra faltan ganas de trabajar y que para que nos salgan los números tendremos que jubilarnos unos días antes de morirnos. Pero reconozco que deberíamos hacer alguna excepción. Podríamos prejubilar ya a algún alto cargo de nuestro Gobierno y por supuesto deberíamos jubilar ya a nuestros líderes sindicales. Yo quiero a los sindicatos y creo que son un buen invento, pero su enfoque de la situación actual es lamentable. Ir cortando el tráfico a base de quemar neumáticos, hacer huelgas para intentar paralizar trenes, hospitales, colegios, juzgados o lo que sea y seguir gritando por la calle con pancartas como hace treinta años y altavoces importados de China es muy triste en el 2010. Ya casi nadie se moviliza. Piensen en cómo habrá sido esa reunión en la que se decide incendiar esos neumáticos en la Diagonal. Uno dice un sitio, otro sugiere otro, el jefe llama a otro jefe de otro sindicato para ver qué piensa y le pregunta si ellos pueden traer también neumáticos. Uno plantea si aún tiene sentido hacer esto. Otro contesta que viene poca gente y mejor poner fuego, que eso moviliza bomberos y mossos, luego diremos que vinieron 100.000 personas. Sí, pero la gente ya sabe que no es verdad. Cambiemos la hora para que salga el fuego en el telediario y llamemos a algunos periodistas amiguetes para que lo cubran. Estas cosas son así. Todo esto no resuelve nada y da argumentos a directivos de compañías extranjeras para cerrar capacidad en España y no invertir aquí. No pondré los casos concretos, pero si los líderes sindicales tienen interés se lo puedo decir (ya lo saben). La imagen de España es horrible y nuestros sindicalistas la están estropeando aún más.

Si los trabajadores se hubiesen puesto a luchar hombro con hombro con los empresarios, aceptando sacrificios, saldríamos a otra velocidad de la crisis. Tenemos unas condiciones laborales (desempleo, despido, cobertura sanitaria) que son insostenibles. Tenemos a los jóvenes, lo mejor que tenemos, en paro y sin ilusión. Este debería ser el momento de ponerse a trabajar para cambiar el sistema por uno propio del siglo XXI. Estamos en Europa y nadie debería morir de hambre o de enfermedad curable, pero la gente debería trabajar con esfuerzo y, en momentos difíciles, el incentivo no debiera ser estar desempleado o prejubilado y hacer unas cuantas horas en negro. El objetivo debería ser sostener nuestra infraestructura industrial porque eso es patrimonio de todos. Nuestros sindicatos han destrozado los valores del esfuerzo, el sacrificio, la ilusión por trabajar y por prosperar en el trabajo sustituyéndolos por el derecho al absentismo, la reducción continua del horario, el escaso estímulo por mejorar y aprender, la búsqueda de compensaciones para los que no trabajen y la jubilación lo antes posible. En definitiva, la destrucción de la cultura industrial que se forjó a lo largo de la primera mitad del siglo pasado. Hoy somos un país impresentable del que huye el capital y no se acerca la inversión. Los que tienen hijos y van incendiando neumáticos no ven con su ignorancia que lo que queman es el futuro de sus hijos.

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