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A pesar de las demoras, de la controversia, de las presiones y de todo, aún hay algo bueno que elogiar al Constitucional, y así lo hace hoy Iñaki Ezkerra en LA RAZÓN.
Sé que parece difícil un elogio de nuestro Tribunal Constitucional pero, sin embargo, es de justicia hacerlo. El TC ha demostrado su valor, su sentido y su respetabilidad gracias a esa media docena de magistrados que se ha negado heroicamente durante cuatro años a ceder a la ponencia «contemporizadora» que había encargado redactar y que quería sacar adelante María Emilia con el apoyo de los tres restantes, que eran los convencidos.
A mí es que me parecen admirables esos seis señores que estudiaron para jueces y se han visto ejerciendo de «resistentes» durante esos cuatro largos años. Cuatro años de presiones y críticas generalizadas en las que metíamos a todos en el mismo saco de la incompetencia cuando el problema era justamente el contrario: que había unos profesionales competentes que se negaban a ceder sus competencias a nadie.
Se dice que no se ponen de acuerdo, pero es falso. Se han puesto de acuerdo en que no aceptan el Estatut ni la ponencia «interpretativa». No es que no haya acuerdo sino que no hay el acuerdo que quiere María Emilia. Aquí no ha fracasado el Constitucional sino su presidenta. Aquí han triunfado esos seis españoles que han cumplido la misión que les fue encomendada y no han querido pasar ante las futuras generaciones como «los que se cargaron la Constitución del 78» con una trampita. Ellos son los que han dignificado esa institución siendo fieles al juramento que un día pronunciaron.
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