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Cataluña, además de ser preciada tierra por muchas otras perlas identitarias, es la Comunidad Autónoma en la que el "kilo" de cadáver humano se paga a mejor precio; y es bien cierto, ya que frente a algunas Comunidades Autónomas, caso es el de Madrid, en que se ha abolido ese siniestro y brutal tributo próximo a la pernada que es el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, en Cataluña se siguen manteniendo los tipos impositivos más altos de toda España y las reducciones por grado de parentesco, al mismo tiempo, más bajas. En consecuencia, el "causante", ya finado, está muy bien pagado para las arcas de la Generalitat, mejor que en ningún sitio ya que sus deudos se ven forzados a ingresar cuantiosas sumas para entrar en posesión, al final, de una mitad justilla de la herencia si se trata de, por ejemplo, hermanos.
Pero Cataluña, con esa voracidad impositiva que tan bien califica a su alta nobleza, feudal por supuesto, bien instalada en su Gobierno Tripartito, es capaz, como siempre, de dar un paso más allá de cualquier situación que, finalmente, acabe resultando en abuso sobre el contribuyente, insulto a la inteligencia media del ciudadano y mezquino atropello de los más elementales derechos individuales y libertades públicas.
Y es que, yendo la cuestión por barrios, esta vez ha sido la barriada de Tarragona, neo-socialista y tri-partitita, la que, siendo más papista que el Papa, ha hecho gala de ese desprecio tan característico por los derechos fundamentales que forma parte de la naturaleza autocrática y autoritaria de semejante grupo de iniquos gobernantes; y lo ha manifestado prohibiendo que se publicite en los autobuses municipales una campaña a favor de la supresión del impuesto de sucesiones en Cataluña con absoluta conculcación del derecho de expresión.
No es de extrañar que estos sujetos preserven sus ingresos frente a cualquier posible campaña de lucidez política ya que, no en vano, el Ayuntamiento de Tarragona es el que en el plazo del último año más ha incrementado la recaudación, para el erario público de su particular patio de monipodio, por multas de tráfico, como ya se encargó de revelar Joan Aregio (Ciu) el pasado 5 de octubre.
Un nuevo atropello más ...
Pero Cataluña, con esa voracidad impositiva que tan bien califica a su alta nobleza, feudal por supuesto, bien instalada en su Gobierno Tripartito, es capaz, como siempre, de dar un paso más allá de cualquier situación que, finalmente, acabe resultando en abuso sobre el contribuyente, insulto a la inteligencia media del ciudadano y mezquino atropello de los más elementales derechos individuales y libertades públicas.
Y es que, yendo la cuestión por barrios, esta vez ha sido la barriada de Tarragona, neo-socialista y tri-partitita, la que, siendo más papista que el Papa, ha hecho gala de ese desprecio tan característico por los derechos fundamentales que forma parte de la naturaleza autocrática y autoritaria de semejante grupo de iniquos gobernantes; y lo ha manifestado prohibiendo que se publicite en los autobuses municipales una campaña a favor de la supresión del impuesto de sucesiones en Cataluña con absoluta conculcación del derecho de expresión.
No es de extrañar que estos sujetos preserven sus ingresos frente a cualquier posible campaña de lucidez política ya que, no en vano, el Ayuntamiento de Tarragona es el que en el plazo del último año más ha incrementado la recaudación, para el erario público de su particular patio de monipodio, por multas de tráfico, como ya se encargó de revelar Joan Aregio (Ciu) el pasado 5 de octubre.
Un nuevo atropello más ...
Agustín Altés.
Información complementaria: Autobuses contra el impuesto de sucesiones
La Asociación por la reforma del impuesto de sucesiones en Cataluña pone en marcha este fin de semana una campaña para concienciar a los ciudadanos de cómo les afecta realmente el impuesto de sucesiones. El lema: ‘El peaje de la muerte. En Cataluña una herencia puede suponer la ruina familiar’ podrá verse en diversas líneas de autobús a partir de este fin de semana. La entidad denuncia que se trata de un impuesto injusto y discriminatorio.
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