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(El Semanal Digital) Si en España a alguien se le puede acusar de catalanofóbico, es a los propios catalanistas. Es a CIU y a la ultraizquierda independentista de ERC, y al PSC, y a la ultraizquierda en teoría nacional que representa ese reducto primitivo de IU.
No hay nada más anticatalán que haber convertido a Cataluña en una tierra de silencios, corruptelas, y abstenciones abrumadoras. Una región española dominada por el absolutismo nacionalsocialista que impide la libertad de sus ciudadanos.
Y no hay libertad en una región en la que no se puede elegir el idioma en el que escolarizar a tus hijos. Y no hay libertad en una parte de España en la que por decirse español seas arrinconado por el poder oficial, totalitaria y antidemocráticamente ejercido. El bulo ese de que el PP es anticatalán, o cualquiera que opine contrario a las tesis predominantes, ha calado de tal forma que hasta el propio PP se ha plegado en muchas ocasiones a esos métodos dictatoriales.
No hay nada más anticatalán que haber convertido a Cataluña en una tierra de silencios, corruptelas, y abstenciones abrumadoras. Una región española dominada por el absolutismo nacionalsocialista que impide la libertad de sus ciudadanos.
Y no hay libertad en una región en la que no se puede elegir el idioma en el que escolarizar a tus hijos. Y no hay libertad en una parte de España en la que por decirse español seas arrinconado por el poder oficial, totalitaria y antidemocráticamente ejercido. El bulo ese de que el PP es anticatalán, o cualquiera que opine contrario a las tesis predominantes, ha calado de tal forma que hasta el propio PP se ha plegado en muchas ocasiones a esos métodos dictatoriales.
La aprobación del Estatuto catalán, silenciado el desastre y el desapego ciudadano por los medios públicos, privados y atados de Cataluña evidencia la auténtica fobia de los catalanes a los dirigentes políticos. Un Estatuto aprobado por menos de la mitad de la población es un Estatuto que no interesa a la gente. La lectura dada, evidentemente, es la contraria. Y eso que algún dirigente de convergencia auguró un descalabro anímico en caso de no alcanzar la mítica cifra del 50 % en participación. Pero allá quedó, para vergüenza de los políticos, el desinterés demostrado por los votantes.
La negociación llevada a cabo por los socialistas no buscaba una igualdad entre todos los españoles. Buscaba exclusivamente la tranquilidad parlamentaria de Zapatero. Buscaba no perder los votos tan necesarios de ERC e IU en el Parlamento, Y lo que ha conseguido es situar a unos ciudadanos por encima de otros. No es un asunto menor. Que el presidente del Gobierno haya pactado la financiación que afecta a todos los españoles con un partido radical, antiespañol, y que se ufana además de haber doblado al Estado, y de conseguir el dinero para la posterior independencia es muy grave. El insulto de ERC a los catalanes no debe pasar por alto. Y los ha insultado al negarles la condición española. Y los insulta cada vez que ofende a la nación de todos.
Por tanto, el PP debería remachar que los únicos que odian a Cataluña son quienes precisamente enfrentan a Cataluña con el resto de España. Aquellos políticos de pacotilla que prefieren abrir suntuosas embajadas, en vez de arreglar carreteras. Quienes se gastan millones de euros en perseguir a quien no hable catalán en lugar de mejorar la sanidad, o los servicios sociales. Aquellos políticos catalanes que han preferido ocultar el tres por ciento, y el sometimiento de la prensa, y extender la asfixiante dictadura nacionalista en vez de permitir a cada uno ser como quiera ser.
La catalonofobia no está en Madrid, sino en Cataluña. Este autodesprecio del nacionalista por saberse español y no querer serlo es la verdadera catalonofobia. Y no viene precisamente del PP. Cataluña no es una nación. Nunca lo ha sido. Será necesario seguir siendo tan obvios durante el tiempo que haga falta. Al menos hasta que el pueblo catalán despierte, reaccione y expulse del poder a los que, desde el nacionalismo y el independentismo, les odian con tanto dinero como vehemencia.
Interesante.
ResponderEliminarsaludos