Me ha gustado el manifiesto contra la crisis firmado por varios centenares de intelectuales, artistas, profesionales, empresarios, sindicalistas, profesores…
Y del manifiesto lo más interesante es la exigencia de reducción de un 20% en los gastos del Estado. En las tres administraciones, claro: la nacional, la autonómica, la municipal. Pero lo que exige el manifiesto “De verdad contra la crisis” es sólo un apunte. En 1976, el número de funcionarios en España era de 600.000. Ahora se sobrepasan los 3.000.000. El desmadre funcionarial hay que resolverlo con una ley que diga: “Hasta que el número de funcionarios se reduzca a 600.000, de cada diez empleados públicos que se jubilen o fallezcan sólo se sustituirá a uno”. Después, leyes y reglamentos deberán regular los gastos superfluos y suntuarios del Estado y fijar el número de escoltas, asesores, colaboradores, automóviles, chóferes, mobiliario, dietas, comidas, viajes, etc., etc.
El objetivo no puede ser timorato. El 20% es un porcentaje menor. Los gastos del Estado hay que rebajarlos en un 60%, a lo largo de varios años, poco a poco, y según se vaya produciendo la reducción de la escandalosa cifra de funcionarios. Y a continuación, el recorte en tributos. Eso es lo que desperezará a la economía española. Entre impuestos directos e indirectos, se llega a sobrepasar en numerosos casos más del 70% de lo que se ingresa. No sólo se abona hasta el 48% en la declaración de la renta. Se pagan impuestos por la gasolina, la alimentación, la vivienda, la circulación, la matriculación, la caña de cerveza, la coca-cola... Los listos, que son los políticos, viven de los tontos que somos los que trabajamos. Es un escándalo permanente el despilfarro del dinero público que es el que manejan los dirigentes políticos, tras sangrar a los ciudadanos a través de un sistema casi confiscatorio.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española
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