jueves, 25 de junio de 2009

Los despistes de Chacón y su corte de treinta periodistas en Defensa

Nuestra "vecina" Carme Chacón sigue acumulando despistes, y dando trabajo adicional a todo su equipo de periodistas y asesores de imagen. Algo que, en términos cinematográficos, podría definirse como "misión imposible".



(EL CONFIDENCIAL) Carme Chacón atraviesa un periodo de turbulencias políticas que amenazan con frustrar su fulgurante carrera. Los nervios de la ministra de Defensa se hicieron patentes ayer en el Congreso, al responder a la diputada del PP Beatriz Rodríguez Salmones. Chacón se refirió a la portavoz popular como “señora ministra”, un lapsus propio de la tensión que padece estos días. Y es que, tal vez durante la sesión de control, Chacón hubiera preferido jugar el rol de diputada de la oposición que de titular de la cartera de Defensa.

Ni siquiera la treintena de periodistas que tiene a su servicio en el Ministerio ha podido ayudar a Chacón a preservar su imagen ante los reiterados patinazos y controversias que está protagonizando. En principio, la cartera de Defensa no ofrecía un gran desafío de gestión para Chacón, sino un buen número de actos protocolarios donde desplegar su mejor perfil de política joven, madre y progresista. No obstante, el panorama se ha complicado notablemente.

La imagen y el control de las estrategias de marketing político han sido las mejores armas de Chacón. Para ello cuenta con treinta profesionales de la comunicación, a los que hay que sumar los diversos asesores y su más importante consejero, Miguel Barroso, su esposo, que ejerció como secretario de Estado de Comunicación para José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero la polémica que persigue a Chacón también ha tenido su efecto sobre las decenas de periodistas de Defensa, que habitualmente disfrutan de una apacible jornada de trabajo. Su labor consiste en gestionar el gabinete de comunicación del Ministerio, así como elaborar la Revista Española de defensa, pero en las últimas semanas han visto aumentar considerablemente su carga de trabajo. Una prueba de que la ministra anda en apuros.

El precipitado anuncio de la retirada de Kosovo, la descoordinación en la lucha contra la piratería en Somalia, la gestión del brote de gripe A en el cuartel de Hoyo de Manzanares o la polémica en torno al director del Centro Nacional de Inteligencia han minado la imagen y la fiabilidad de Chacón. La realidad ha acabado por imponerse a la estética, y la ministra de Defensa ha encajado los primeros golpes de la oposición.

Una situación que ha revelado también la escasa capacidad de autocrítica de Chacón, quien se negó a aceptar error alguno tras la crisis diplomática desencadenada por su declaración en Kosovo, o tras detectarse el brote de gripe A. Ahora, una vez conocidas las acusaciones contra Alberto Saiz por el uso de recursos del CNI para fines privados, la ministra de Defensa anunció que ha solicitado una “información completa de forma reservada” sobre el asunto. Algo que su gabinete de prensa ya se ha lanzado a matizar que no se trata de una “investigación interna”. Y es que, parece probable que Chacón siga dando trabajo a su equipo de comunicación en lo que queda de legislatura.

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