(del blog de Santiago González)
Brillante hallazgo del bloguero Rostro Pálido, el de 'Jaguares para la democracia'. No es éste el más caro de los coches que hay en el mercado. Nada comparable al precio de los vehículos oficiales de Benach, Touriño, Gallardón y otros responsables institucionales, aunque como regalo es de una gama más alta que una caja de vino o un jamón de bellota.
El 'Jaguar' es, por otra parte, un regalo transversal, un símbolo un poquito pecaminoso de la riqueza. ¿Por qué? El coche es el tótem de la sociedad española desde que lo popularizó el concurso 'Un, dos, tres, responda otra vez', al comienzo de los años 70. El regalo más deseado por las innumerables parejas de novios y residentes en Madrid que compitieron en el programa, era el Seat 124. Había regalos más caros: el apartamento de Benidorm, un suponer, pero lo que volvía locos a los concursantes era el coche.
El 'Jaguar' es el 124 de la clase política española. José M.ª Mohedano tuvo que dimitir como secretario general del Grupo Parlamentario Socialista en julio de 1993, al conocerse que llevaba cuatro años conduciendo el Jaguar de un constructor implicado en un escándalo de los años 90 para el que trabajaba y sobre el que un juzgado de lo social había dictado una orden de embargo.
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