jueves, 4 de septiembre de 2008

Las fotos del verano: Montilla en la Expo

Tras las vacaciones, llega el inevitable visionado de fotos propias y ajenas. Y, al igual que los turistas, los políticos que no han tenido tiempo de hacerse la suya, corren prestos a ponerse ante los fotógrafos. El inefable presidente Montilla no iba a ser menos.

Sirva este pequeño comentario como introducción a dos artículos que encajan muy bien entre sí.




Los focos de la EXPO atraen más a Montilla que la Diada de Cataluña
EL MUNDO, 3-09-08

Por primera vez desde la Transición, un presidente de Cataluña no pasará la Diada completa en tierras catalanas. Así como Pascual Maragall creó polémica por haber variado la tradicional recepción en el Palau sustituyéndola por un acto público en el Parque de la Ciudadela, Montilla parece a punto de inaugurar otra era en la que el máximo mandatario de la Generalidad desaparece de escena a mitad de acto.

El presidente se desplazará a la Expo de Zaragoza para asistir al homenaje que se hace en este recinto a Cataluña, haciéndolo coincidir con la Diada. Se trata más de un acto de hermandad y propaganda que de otra cosa. La importancia de este homenaje reside en su envoltorio deslumbrante antes que en su intrínseco contenido. Pero como plataforma publicitaria, la Expo cuenta con un buen elenco de focos y micrófonos, anzuelo perfecto para políticos que necesitan proyección.

La representación de la Generalidad en este acto bien podría haber recaído sobre los hombros de cualquiera de sus subordinados, incluido el vicepresidente Carod-Rovira, pero Montilla no está dispuesto a dejar escapar una ocasión como esta: tiene la foto asegurada en los medios catalanes gracias al acto matinal del Parque de la Ciudadela, y tiene también la foto de la Expo que, informativamente, tiene mucho más empaque en el resto de España.

La intención de acaparar protagonismo le ha jugado, en esta ocasión, una mala jugada al presidente: no se puede jugar a ser el nacionalista más nacionalista por la mañana y ejercer de dirigente socialista moderado por la tarde. El cargo de máximo mandatario de la Generalidad, con socios como ERC e ICV, tiene servidumbres difíciles de digerir.


FOTOS DE AGOSTO, por Francesc de Carreras

La semana pasada Rajoy convocó a la ejecutiva del PP para tratar sobre las medidas que el Gobierno debería adoptar para hacer frente a la crisis económica. Una reunión en pleno agosto para una cuestión tan compleja sin aportar nada sustancial es, simplemente, un acto de propaganda. Rajoy y compañía no solucionaron nada pero se hicieron una foto. También para obtener la foto de rigor, Zapatero presidió esta semana la Comisión de Asuntos Económicos del Gobierno y el jueves reunió al Consejo de Ministros para adelantar un paquete de medidas ya previstas de antemano. Había que demostrar que el Gobierno no está de vacaciones. En definitiva, tanto el Gobierno como el PP, han hecho propaganda, imagen, gestos, galería.

Pero la realidad siempre llega. La realidad no es la espuma de la ola sino las poderosas fuerzas que empujan a las aguas desde su interior y que provocan la espuma de la superficie. En política, más aún en economía, la realidad es tozuda, como una mula, no hay quien la mueva si ella no quiere, hay que saber tratarla para que se levante y camine. Los políticos, y los técnicos que les asesoran, deberían adivinar a tiempo estas fuerzas oscuras y profundas que que van configurando la realidad. Los ciudadanos sólo vemos la espuma, la superficie de las cosas. Los políticos, es decir, los especialistas en cuestiones públicas, deben anticiparse a esta visión superficial de las cosas justificable en el ciudadano común pero no en ellos. Ellos deben tomar las medidas a tiempo.

Esta crisis económica que ahora tanto nos preocupa tiene un componente internacional, con epicentro en Estados Unidos, que escapa a la responsabilidad de nuestros políticos locales. Las culpas hay que buscarlas en Clinton, en Bush y en los dirigentes de la Reserva Federal norteamericana. Quizás también en Bruselas. Pero la crisis tiene también una componente interna y a nuestros políticos locales hay que exigirles explicaciones sobre los deberes que no llevaron a cabo cuando podían. Hace años que la debilidad de la política económica española era la excesiva inflación, la escasa productividad y el déficit exterior. Y ahí está la responsabildad de los gobiernos de Aznar y del anterior Gobierno Zapatero. Sabían las causas, los remedios y no hicieron nada. En épocas de aparente prosperidad, de brillante espuma, se ganan fácilmente elecciones si no se incordia al electorado. Los asesores de imagen lo saben bien: no era momento de pedir sacrificios.

Los políticos de verdad, los estadistas, deben recordar siempre la máxima del canciller Bismark: “El político se preocupa de las siguientes elecciones, el hombre de Estado se preocupa de las siguientes generaciones”. En septiembre, nuestros políticos, deberán ineludiblemente enfrentarse a la realidad. Quizás quieran llegar a ser hombres de Estado. Por el momento, en agosto se han limitado a hacerse una foto.


Francesc de Carreras Serra, es catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona.

No hay comentarios: