- Gervasio Deferr, atleta español (y catalán), MEDALLA DE ORO en los JJ.OO. de Pekín.
- Victor Aleixandre, presunto periodista y escritor catalán (y catalanista), y español aunque no le guste. Como mucho, se merecería una MEDALLA DE LATÓN, por sus comentarios xenófobos hacia todo lo español, incluso hacia sí mismo como ciudadano español.
Gervasio Deferr, medallista olímpico español, el 30 de agosto de 2008 en el programa La Noria de Telecinco:
“Yo soy español y soy catalán, pero no soy nacionalista”.
Víctor Alexandre, presunto periodista y escritor, el 25 de agosto de 2008 en El Bloc Gran del Sobiranisme:
‘El 9 de agosto ya es una fecha histórica más a añadir al secular memorial de agravios de un país que colecciona derrotas como las hormigas coleccionan hojas frescas. Puede parecer una contradicción, teniendo en cuenta que las hormigas viven de los hongos que las hojas producen, mientras que la derrota parece más un veneno que un alimento. Pero no, no es una contradicción. La prueba es que hace más de tres siglos que vivimos inmersos en un llanto permanente sin mostrar la más mínima voluntad de cambiarlo y, a pesar de esto, todavía estamos vivos; lo que nos convierte, por derecho científico, en la constatación empírica del poder nutritivo de la derrota. Somos como la madre de Estevet, de L’auca del senyor Esteve, de Santiago Rusiñol, que se pasaba la vida suspirando y diciendo: “Estoy tan acostumbrada a encontrarme mal, que si un día me encontrase bien creo que me moriría”. Solo una personalidad así, capaz de experimentar un placer morboso con el padecimiento, puede encontrar una fuente de alimentación tan singular.
Es cierto que España no ha cumplido la ley que le obligaba a concretar la financiación y constituir el consorcio tributario que marca el Estatuto. Pero, ¿por qué la habría de cumplir si la ley es ella y quien hace la ley hace la trampa? ¿Dónde está la noticia? La noticia es que después de tres siglos de menosprecio sistemático y de engaño tras engaño todavía haya una clase política catalana capaz de creer que España ha cambiado. No es posible tanta ingenuidad, no es posible tanta buena fe después de los incumplimientos reiterados de trescientos años. España conquistó Cataluña porque necesitaba dinero y decidió que era mucho más fácil coger el de los catalanes que intentar ganarlos por ella misma. Así de sencillo. Y nunca lo ha dejado de hacer. ¿Alguien ha olvidado que los decretos de Nueva Planta de 1716 no han sido nunca derogados? Nunca’.
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