miércoles, 18 de junio de 2008

Francia también nos da lecciones en materia lingüística

Redacción Minuto Digital

La Academia de la lengua francesa pide que se retire el texto aprobado el pasado 22 de mayo por la Asamblea francesa sobre la reforma del artículo 1 de la Constitución, que enuncia que “Francia es una república indivisible, laica, democrática y social”. En dicha modificación se añade que “las lenguas regionales pertenecen al patrimonio francés”.

A continuación, en el artículo 2 de la carta magna donde se afirma que “la lengua de la República es la francesa”.

Ante este hecho, la institución encargada de velar por el francés, ha subrayado en un comunicado que “nos parece que colocar la lenguas regionales antes que el francés en la Constitución es un desafío a la lógica y una negación a la república, una confusión del principio de nación y objeto de política”.

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar …

Y es que a la vista de las consecuencias que ha tenido en España el art. 3 de la constitución de 1978, que pese a decir que “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”, ha sido reinterpretado por un Tribunal Constitucional, siempre dispuesto a servir los designios políticos de turno, para dar por buena la inmersión lingüística y convertir lo que era un derecho para los hablantes de una lengua minoritaria, en una obligación y gravamen para los castellano-parlantes residentes en territorios con gobiernos nacionalistas, no es de extrañar que los académicos franceses alerten de las posibles consecuencias que puede traer la modificación constitucional.

No dudan que las lenguas regionales pertenecen al patrimonio francés y son muestra de “la riqueza de la nación francesa”, pero “las excelentes intenciones pueden expresar y derivar en otras, que no tiene lugar dentro de la constitución francesa”.

En Francia son lenguas regionales el vascuence, catalán, corso y bretón. Desde 1951, la enseñanza facultativa en estos idiomas está autorizada. Además, desde 1970 las lenguas regionales pueden ser utilizadas como opción en la selectividad francesa, pero lo que evidentemente no sucede es que se imponga a nadie en contra de su voluntad la enseñanza en estas lenguas en vez de en francés, tal y como sucede en España.

Pero es que en ningún territorio Europeo que haya suscrito de la Carta Europea de Lenguas Regionales –Francia no lo ha hecho- se da la circunstancia de España. La Carta Europea de Lenguas Regionales sirve para garantizar el derecho de los hablantes de una lengua regional minoritaria a recibir enseñanza en su lengua materna, pero lo que de ninguna manera contempla es impedir a los hablantes de la lengua mayoritaria recibir la enseñanza en su idioma nacional, ni siquiera obligándoles a aprender la lengua regional propia del territorio donde residen.

En España paradójicamente el Instituto Cervantes gasta dinero público en promocionar el español en el extranjero, cuando dentro de nuestras fronteras hay regiones en el que se le persigue y se le quiere hacer desaparecer, también a iniciativa pública.

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