¿Sabe usted lo que es estar en una lista de ETA para ser asesinado o extorsionado y tener la absoluta certeza de que el mero hecho de inscribirse en el censo para poder votar es dar a ETA los datos de tu propio domicilio? ¿Sabe usted lo que es tener que andar trampeando por propia seguridad con esos datos, ocultándolos o aplazando su revelación a la institución de turno y a un funcionariado nacionalista donde se confunde perfectamente el simple militante ideológico con el que hace labores de chivato? ¿Sabe lo que es verse en la situación de tener que revelar a regañadientes y cuando ya no queda más remedio ese dato «porque es una exigencia normal del sistema democrático» en un lugar anormal donde ese sistema no tiene resortes para proteger su confidencialidad y ante la sonrisa gélida que le pondría al típico disidente en apuros de película un antiguo funcionario de país soviético? ¿Sabe usted lo que es vivir en un lugar de España donde el partido que gobierna no sólo conoce esa situación perfectamente sino que la ha generado y no toma medidas y hace como que no pasa nada y se aprovecha de su indefensión para empujarle a que deje su tierra y se vaya detrás de los 200.000 ciudadanos que le han precedido en el destierro para así obtener mejores resultados en las urnas al haberse librado de un voto hostil como el suyo? ¿Sabe usted lo que es toparse con un Gobierno de la Nación que en lugar de ampararte facilita el regreso de ETA a las instituciones para que, de ese modo, tenga todavía mejor acceso a esa información?
ETA ya no comete los errores que antes cometía en las direcciones de los empresarios a los que extorsiona. Ésta es la gran noticia, el decisivo paso democrático que hemos dado para terminar con la banda terrorista: mejorar su marketing directo y personalizado. En las últimas semanas han sido muchos los pequeños y medianos empresarios que han estado recibiendo las misivas del llamado «impuesto revolucionario». Pero si hasta ahora ETA mandaba esas cartas con las señas inexactas de los domicilios de los afectados o se tenía que conformar con enviarlas a los familiares directos de éstos porque carecía de esas señas, a partir de ahora no va a ser así. La base de datos de esa empresa tan saneada y boyante ha mejorado notablemente de calidad. El «mailing» de ETA funciona ahora como un reloj. Y, si esto antes no era así, algo ha tenido que pasar para que ahora lo sea. ¿Qué es lo que ha pasado?
Pues lo único que ha pasado es que ahora existen ANV y el PCTV. La presencia de dos partidos de ETA en las instituciones ofrece estas indiscutibles y saludables ventajas. Si antes ETA te tenía mal fichado ahora se ha subsanado el error. Da tranquilidad tener la convicción de que esa carta de extorsión o esa bomba que ETA te quería hacer llegar ya no caerá por error en el buzón de un pariente o de un vecino. Las empresas especializadas en marketing saben lo que cuesta hacerse con una buena base de datos y por eso son muy celosas de la información que poseen. Dedican años a ello y se hallan dispuestas a pagar a verdaderos profesionales para que hagan esa difícil labor. Nosotros les he hemos dado el trabajo hecho a los terroristas para que nos extorsionen con eficacia, con rapidez, con solvencia. Y es que aquí sólo hay dos posibilidades: o ETA se ha enconmendado a un profesional del marketing directo, cosa improbable, o es que algo ha cambiado en el entreacto para que ahora los terroristas tengan acceso a una información que antes les llegaba precariamente. Lo que ha cambiado es evidente. No es ya que con dos partidos de ETA en las instituciones tengamos el recochineo asegurado cuando hay un atentado. No es ya que ETA acceda a unas fuentes de financiación oficiales. Es que, además, estamos menos seguros que ayer.
¿Sabe usted lo que es vivir en un rincón de España donde el partido que gobierna tiene un militante acusado de ayudar a ETA a extorsionar y unos padrinos que protegen a ese militante cuando tiene que comparecer en la Audiencia Nacional y una administración a su servicio en la que ETA puede filtrarse perfectamente porque carece de ningún tipo de blindaje -que sería propio de la situación excepcional que allí se vive- y una oposición que no lo denuncia ni lo nombra en voz alta para no alarmar ni crispar ni hacer obvia la certeza de que tal denuncia no iba a servir de nada? ¿Sabe usted lo que es tener que elegir entre la seguridad del exilio o la inseguridad de esa situación? ¿Y sabe usted lo que es, querido lector, que vayas unos días a Madrid para olvidarte de esa realidad y que en una cena de amigos alguien te diga que eres «como esos chalados del sector duro del PP vasco que no quieren el diálogo»?
ETA ya no comete los errores que antes cometía en las direcciones de los empresarios a los que extorsiona. Ésta es la gran noticia, el decisivo paso democrático que hemos dado para terminar con la banda terrorista: mejorar su marketing directo y personalizado. En las últimas semanas han sido muchos los pequeños y medianos empresarios que han estado recibiendo las misivas del llamado «impuesto revolucionario». Pero si hasta ahora ETA mandaba esas cartas con las señas inexactas de los domicilios de los afectados o se tenía que conformar con enviarlas a los familiares directos de éstos porque carecía de esas señas, a partir de ahora no va a ser así. La base de datos de esa empresa tan saneada y boyante ha mejorado notablemente de calidad. El «mailing» de ETA funciona ahora como un reloj. Y, si esto antes no era así, algo ha tenido que pasar para que ahora lo sea. ¿Qué es lo que ha pasado?
Pues lo único que ha pasado es que ahora existen ANV y el PCTV. La presencia de dos partidos de ETA en las instituciones ofrece estas indiscutibles y saludables ventajas. Si antes ETA te tenía mal fichado ahora se ha subsanado el error. Da tranquilidad tener la convicción de que esa carta de extorsión o esa bomba que ETA te quería hacer llegar ya no caerá por error en el buzón de un pariente o de un vecino. Las empresas especializadas en marketing saben lo que cuesta hacerse con una buena base de datos y por eso son muy celosas de la información que poseen. Dedican años a ello y se hallan dispuestas a pagar a verdaderos profesionales para que hagan esa difícil labor. Nosotros les he hemos dado el trabajo hecho a los terroristas para que nos extorsionen con eficacia, con rapidez, con solvencia. Y es que aquí sólo hay dos posibilidades: o ETA se ha enconmendado a un profesional del marketing directo, cosa improbable, o es que algo ha cambiado en el entreacto para que ahora los terroristas tengan acceso a una información que antes les llegaba precariamente. Lo que ha cambiado es evidente. No es ya que con dos partidos de ETA en las instituciones tengamos el recochineo asegurado cuando hay un atentado. No es ya que ETA acceda a unas fuentes de financiación oficiales. Es que, además, estamos menos seguros que ayer.
¿Sabe usted lo que es vivir en un rincón de España donde el partido que gobierna tiene un militante acusado de ayudar a ETA a extorsionar y unos padrinos que protegen a ese militante cuando tiene que comparecer en la Audiencia Nacional y una administración a su servicio en la que ETA puede filtrarse perfectamente porque carece de ningún tipo de blindaje -que sería propio de la situación excepcional que allí se vive- y una oposición que no lo denuncia ni lo nombra en voz alta para no alarmar ni crispar ni hacer obvia la certeza de que tal denuncia no iba a servir de nada? ¿Sabe usted lo que es tener que elegir entre la seguridad del exilio o la inseguridad de esa situación? ¿Y sabe usted lo que es, querido lector, que vayas unos días a Madrid para olvidarte de esa realidad y que en una cena de amigos alguien te diga que eres «como esos chalados del sector duro del PP vasco que no quieren el diálogo»?
IÑAKI EZKERRA
Artículo publicado en La Razón Digital el lunes, 26 de mayo de 2008
Entrevista a Iñaki Ezkerra en Libertad Digital TV el 15-mayo-08
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