No es la primera vez que en este blog aparecen noticias relativas a mi paisano Joaquín Leguina, ex-presidente de la Comunidad de Madrid, y ex-parlamentario socialista. El aún no lo sabe, pero cada día se acerca más, al menos ideológicamente, a CIUDADANOS. Cualquier día, nos dará una sorpresa (o nosotros a él).
EDITORIAL (LIBERTAD DIGITAL)
21-04-08
Joaquín Leguina, el Pepito Grillo del Partido Socialista, ha vuelto a hacer de las suyas censurando al Gobierno su repentino cambio de opinión sobre el trasvase del Ebro. No es la primera vez que el ex presidente de la Comunidad de Madrid da la nota discordante. Leguina, que vive alejado de la política activa y suele expresarse a través de su bitácora, no tiene pelos en la lengua y, libre de servidumbres políticas, dice lo que le viene en gana.
Su opinión sobre el trasvase no puede ser más sensata y más en línea con las críticas que, desde la oposición, se han lanzado al Gobierno. La guerra del agua abierta irresponsablemente por el PSOE hace cinco años ha terminado por pasar factura a sus inspiradores. Los que hicieron bandera ecológico-demagógica contra el PHN se han visto obligados a recrear una parte de él para salvar de una catástrofe hídrica a Cataluña. Esto es algo tan irrebatible que cualquiera puede ver, excepción hecha de los medios progubernamentales. Y no sólo el trasvase en sí, sino la solución mágica que en 2004 Zapatero se trajo bajo el brazo para aplacar la sed del levante español: las plantas desalinizadoras. Si trasvasar agua del Ebro era dañino para el medio ambiente la desalación de agua marina lo es mucho más. Y eso también es irrebatible.
Leguina, evidentemente, no ha dicho nada que no supiésemos desde hace años. Su crítica, sin embargo, le ha puesto un poco más lejos de la ortodoxia zapaterina. Quizá haya llegado la hora para el veterano socialista de levantar el vuelo y migrar a tierras más amables. No sería el primero en hacerlo. Las filas de UPyD y Ciudadanos están plagadas de disidentes que un día, hartos de tanto oportunismo, dijeron basta.
¿TRASVASE? SÍ ¿Y QUÉ?
(Del Blog de Joaquín Leguina)(Dedicado a la interconexión entre cuencas puntual y reversible que abastecerá de agua a Barcelona)
Es un hecho probado: cuando estalla una guerra, lo primero que desaparece es la verdad. Y esta guerra del agua (hija necia de una madre estúpida: la identidad autonómica) no iba a ser una excepción… y así lo venimos aguantando.
Hace tiempo que los ideólogos han hecho desaparecer del mapa a los científicos y la mayor parte de éstos guardan un prudente silencio para evitar ser lapidados; otros –los muy cucos- han puesto a sueldo sus talentos en defensa de unas u otras posiciones, según quien les pague. Y en este maremagnum de opiniones encontradas… ni un cálculo, ni una hipótesis… sólo verdades reveladas.
Levantadas las banderas, los demagogos (disfrazados de mezzogobiernos autonómicos con sus coros de agraviados) han echado a la razón del baile… y no han parado ahí: intentan hacernos comulgar con ruedas de molino, aseverando, por ejemplo, que cualquier trasvase, aparte de una antigualla, constituye un delito de “lesa naturaleza”, mientras que las desaladoras son de lo más moderno, limpio y beneficioso y poco les importa a estos apocalípticos del cambio climático que las desaladoras emitan a la atmósfera gran cantidad de CO2 o salinicen el Mediterráneo.”¡Son buenas porque lo decimos nosotros!”, nos ordenan los amigos de la Naturaleza (que, tan a menudo, se comportan como enemigos de la Humanidad).
Por haber permitido (y, a veces, alentado) semejantes dislates, el Gobierno tiene ahora que “pagar las copas” de una apuesta perdida: la demonización de los trasvases. Y ha de pagar la cuenta cuando la realidad de un año seco pone las cosas en su sitio: los ciudadanos tienen derecho a beber y a ducharse.
Porque –lo diré de una vez- el trasvase de agua a Barcelona es necesario y se debe hacer. Lo mismo que se debiera aprobar un Plan Hidrológico Nacional… pero esto no se hará.
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