Nuestro amigo Iñaki Ezkerra publica hoy en LA RAZON su reflexión sobre el nuevo Ministerio de Igualdad.
Bajo este nombre, se pueden imaginar muchas finalidades para este ministerio, por ejemplo:
Bajo este nombre, se pueden imaginar muchas finalidades para este ministerio, por ejemplo:
- Igualdad de derechos entre ciudadanos españoles, con independencia de dónde vivan, de la lengua que hablen (donde hay lenguas cooficiales), de la ropa que vistan, del sexo, etc.
- Igualdad de oportunidades para acceder a su proyecto de vida, sea cual sea su clase social, su capacidad económica, su lugar de residencia, su género, etc.
- Igualdad de posibilidades para desplazarse libremente por el territorio nacional.
Pero no, este ministerio sólo se limita a la igualdad entre géneros, algo que ya consagra la Constitución Española, y que nunca se me habría ocurrido que fuera necesario todo un Ministerio para desarrollar este concepto.
Ahora, una vez iniciado el camino de inventar nuevos Ministerios, tocaría crear los de Libertad y Fraternidad (o mejor, Solidaridad). Con estos 3 ministerios, quedarían reflejados los principios básicos de la Revolución Francesa, origen del ciudadanismo. ¿Será capaz ZP de convertir en Ministerios estos conceptos? Dada su afición al marketing electoral, y ministerial, todo es posible.
Por el momento, nos quedaremos con la reflexión de Iñaki Ezkerra.
El ministerio Orwelliano
Iñaki EZKERRA
Suena inquietante eso del Ministerio de la Igualdad. Es muy fuerte que un Ministerio se llame así. Da como miedo. A uno lo primero que le vino a la cabeza en cuanto lo oyó fue el Ministerio de la Verdad que aparece en «1984», la novela de Orwell. En cuanto uno escuchó esa noticia echó mano de ese libro para tranquilizarse, pero lo que encontró le desasosegó aún más. El Ministerio de la Verdad tenía como misión la falsificación al servicio del Partido de los acontecimientos históricos. Al poco rato tuve que devolver la novela a la estantería porque me estaba mareando. Demasiados parecidos inquietantes. Para distraerme no se me ocurrió otra cosa que hojear la «Rebelión en la granja» del mismo autor y toparme con una de las famosas máximas que regulaban la vida de sus personajes: «Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros». Entonces pensé: «Esto es a lo que Maragall le llamaba el federalismo asimétrico».
Yo no sé si Bibiana Aído, la nueva y flamante ministra de la Igualdad va a hacer trampas eufemísticas con ese concepto al estilo de Maragall, es decir llamando a la desigualdad «asimetría», o si, por el contrario, esa cartera suya va a ser la que traiga a los guadias civiles y a los policías nacionales los salarios que tienen los agentes de la Ertzaintza. No sé si va a traer la igualdad salarial a todas y todos los funcionarios de España y a los contribuyentes y a las contribuyentas; si se va a cargar el Estatut que no ha tocado todavía el Constitucional y el Cupo vasco y los Fueros navarros o si va a ser ése un Ministerio vacío de contenido. No sé si va a obligar al PNV a renegar de Arana como el PSOE renegó de Marx, quien a fin de cuentas preconizaba la igualdad y no la discriminación étnica. No sé si va a protegernos sólo del racismo que va contra la inmigración o también del sabiniano que comparaba a los españoles con los monos. Yo soy partidario de darle a Bibiana Aído una oportunidad aunque su nombramiento parezca una cosa como del Gran Hermano, no sé bien si orwelliano o televisivo.
Lo más injusto de todo es que Zapatero no le haya hecho ministro ni siquiera a Jáuregui. El Gobierno de la anterior Legislatura no tuvo a ningún vasco. Ni Franco se atrevió a eso. Ni Felipe. Ahí estaban Aranzadi, Solchaga, Corcuera. Y ahora, antes que nombrar a uno del PSE-EE, ha preferido a Cristina Garmendia, que no es del partido. ¿Tan siniestros son los socialistas vascos que ni Zapatero se fía de ellos? ¿No podía haber inventado otros ministerios orwellianos para sus compañeros de Euskadi? ¿No podía haber copiado el Ministerio de la Paz o el de la Abundancia para Patxi López, que tiene cara de hambre? ¿No podía haber creado un Ministerio del Amor para Egiguren con el lema de «hoy negocio más que ayer pero menos que mañana»?
Ahora, una vez iniciado el camino de inventar nuevos Ministerios, tocaría crear los de Libertad y Fraternidad (o mejor, Solidaridad). Con estos 3 ministerios, quedarían reflejados los principios básicos de la Revolución Francesa, origen del ciudadanismo. ¿Será capaz ZP de convertir en Ministerios estos conceptos? Dada su afición al marketing electoral, y ministerial, todo es posible.
Por el momento, nos quedaremos con la reflexión de Iñaki Ezkerra.
El ministerio Orwelliano
Iñaki EZKERRA
Suena inquietante eso del Ministerio de la Igualdad. Es muy fuerte que un Ministerio se llame así. Da como miedo. A uno lo primero que le vino a la cabeza en cuanto lo oyó fue el Ministerio de la Verdad que aparece en «1984», la novela de Orwell. En cuanto uno escuchó esa noticia echó mano de ese libro para tranquilizarse, pero lo que encontró le desasosegó aún más. El Ministerio de la Verdad tenía como misión la falsificación al servicio del Partido de los acontecimientos históricos. Al poco rato tuve que devolver la novela a la estantería porque me estaba mareando. Demasiados parecidos inquietantes. Para distraerme no se me ocurrió otra cosa que hojear la «Rebelión en la granja» del mismo autor y toparme con una de las famosas máximas que regulaban la vida de sus personajes: «Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros». Entonces pensé: «Esto es a lo que Maragall le llamaba el federalismo asimétrico».
Yo no sé si Bibiana Aído, la nueva y flamante ministra de la Igualdad va a hacer trampas eufemísticas con ese concepto al estilo de Maragall, es decir llamando a la desigualdad «asimetría», o si, por el contrario, esa cartera suya va a ser la que traiga a los guadias civiles y a los policías nacionales los salarios que tienen los agentes de la Ertzaintza. No sé si va a traer la igualdad salarial a todas y todos los funcionarios de España y a los contribuyentes y a las contribuyentas; si se va a cargar el Estatut que no ha tocado todavía el Constitucional y el Cupo vasco y los Fueros navarros o si va a ser ése un Ministerio vacío de contenido. No sé si va a obligar al PNV a renegar de Arana como el PSOE renegó de Marx, quien a fin de cuentas preconizaba la igualdad y no la discriminación étnica. No sé si va a protegernos sólo del racismo que va contra la inmigración o también del sabiniano que comparaba a los españoles con los monos. Yo soy partidario de darle a Bibiana Aído una oportunidad aunque su nombramiento parezca una cosa como del Gran Hermano, no sé bien si orwelliano o televisivo.
Lo más injusto de todo es que Zapatero no le haya hecho ministro ni siquiera a Jáuregui. El Gobierno de la anterior Legislatura no tuvo a ningún vasco. Ni Franco se atrevió a eso. Ni Felipe. Ahí estaban Aranzadi, Solchaga, Corcuera. Y ahora, antes que nombrar a uno del PSE-EE, ha preferido a Cristina Garmendia, que no es del partido. ¿Tan siniestros son los socialistas vascos que ni Zapatero se fía de ellos? ¿No podía haber inventado otros ministerios orwellianos para sus compañeros de Euskadi? ¿No podía haber copiado el Ministerio de la Paz o el de la Abundancia para Patxi López, que tiene cara de hambre? ¿No podía haber creado un Ministerio del Amor para Egiguren con el lema de «hoy negocio más que ayer pero menos que mañana»?
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