EL FORO ERMUA ANTE LAS ELECCIONES DEL 9 DE MARZO
Foro Ermua
El resultado electoral del 9 de marzo debe permitir avanzar hacia una España de ciudadanos y no de nacionalidades, que sea un ámbito de decisión común, de libertad, de igualdad de derechos y de solidaridad, en la que los terroristas no puedan esperar más que su detención y prisión.
Para ello es necesario un gran pacto de Estado PP – PSOE que permita acometer las reformas –incluidas la reforma constitucional y de la Ley electoral- que eliminen el exceso de poder del nacionalismo y corrijan las disfunciones que han provocado treinta años de permanente cesión ante los partidos nacionalistas.
Para conseguir este objetivo es necesario que el proyecto de Rodríguez Zapatero y los nacionalistas no sea revalidado en las urnas.
Bilbao, 26 de febrero de 2008
Las próximas Elecciones Generales van a tener una inusual trascendencia para el futuro de España. Es imprescindible que se tome conciencia de que en ellas los ciudadanos decidiremos cuestiones básicas más propias de unas elecciones a Cortes constituyentes que de unas elecciones ordinarias. En realidad el 9 de marzo no votaremos sólo a un partido sino que nos pronunciaremos:
a) A favor o en contra de que se avance en una modificación en la estructura del Estado en la que las autonomías pasen a convertirse en naciones, entidades nacionales o cualquier otro eufemismo que venga a significar que la auténtica capacidad de decisión y los sentimientos de solidaridad, pertenencia y lealtad se desplacen de España hacia las diferentes regiones.
b) A favor o en contra de que se produzca una centrifugación del Estado, que reduciendo aún más sus competencias y el presupuesto que gestiona (que ya en 2004 se limitaba, descontada SS y deuda pública, a un 20 % del gasto público total), pase a ser una entidad residual, sin posibilidad de llevar a cabo políticas eficaces y unitarias y que sólo sirva para tratar de coordinar los diecisiete “entes nacionales” en los que recaerá, aún más que a día de hoy, el poder real.
c) A favor o en contra de que se rompa la unidad del mercado laboral, del derecho civil, del cuerpo de notarios y registradores, del poder judicial, de la presencia internacional de España, etc., creándose órganos de gobierno y representación y normativa básica propia y diferenciada de cada autonomía en todos estos campos.
d) A favor o en contra de que España deje de ser un ámbito de decisión común, de libertad, de igualdad y de solidaridad, permitiendo profundizar en la desaparición del castellano de la Educación y de la Administración de determinadas comunidades, creando derechos fundamentales diferentes en cada autonomía y terminando con el reparto consensuado y solidario del presupuesto general del Estado que será sustituido por la negociación bilateral del Estado con cada autonomía, basado en criterios incompatibles entre sí y determinado por la necesidad de apoyo parlamentario de los partidos nacionalistas y el poder de los diferentes barones regionales de los partidos nacionales.
e) A favor o en contra de que se mantenga abierta la puerta a la negociación política con los terroristas.
f) A favor o en contra de que todo ello se haga por imposición, sin consenso entre los dos grandes partidos nacionales y sin consenso entre los españoles, y movidos por el chantaje permanente del nacionalismo identitario y el terrorismo de ETA.
En definitiva, el 9 de marzo debemos decidir si refrendamos la continuación del proyecto político iniciado en 2004 por Rodríguez Zapatero para alterar radicalmente la estructura del Estado en el sentido impuesto por los partidos nacionalistas. La posición del Foro Ermua es rotundamente opuesta. Nosotros defendemos la necesidad de mostrar en las urnas un rechazo claro a ese proyecto y apostar por:
a) La recuperación de los consensos básicos entre los dos grandes partidos nacionales, cerrando la puerta a cualquier negociación con ETA y limitando drásticamente la influencia en el diseño de España de unos nacionalismos que de manera expresa y pública buscan la secesión de sus autonomías y, por tanto, la desmembración del país.
b) La consecución de un pacto de Estado entre el PP y el PSOE para acometer reformas estructurales de profundidad, incluida la reforma constitucional y la reforma de la Ley electoral, que permitan la recuperación de competencias básicas del Estado, eliminen el exceso de poder que tienen los partidos nacionalistas y que vengan a corregir las disfunciones que treinta años de permanente cesión ante el nacionalismo han provocado.
El objetivo es avanzar hacia una España de ciudadanos y no de nacionalidades, que sea un ámbito de decisión común, de libertad, de igualdad de derechos y de solidaridad, donde todo el mundo pueda utilizar el español y educarse en su lengua materna, donde el Estado central tenga capacidad para acometer políticas unitarias eficaces, donde exista un sistema educativo común, donde las decisiones sobre lo que nos afecta a todos se tomen entre todos, donde no se levanten difusas barreras a la libertad de movimiento y donde los terroristas no puedan esperar más que su detención y prisión.
Como presupuesto previo para conseguir estos objetivos que el proyecto de Rodríguez Zapatero y de los partidos nacionalistas sea derrotado por los españoles.
POR UNA LIBERTAD SIN IRA
El pasado 27 febrero, el Foro Ermua presentó en Barcelona su manifiesto “Por la libertad sin ira”, “Ante las elecciones más decisivas desde 1977”. La idea de hacer alusión al lema de la canción de las primeras elecciones de la democracia se debe al clima de tensión y de acoso vividos por varios candidatos en la presente campaña electoral. Si Zapatero ha roto la cultura de la Transición hay que volver a ella y se ha buscado un lema que sintetizara el espíritu de la gran cultura de la convivencia que nació en la España que sucedió a la muerte de Franco. En el acto se habló de la necesidad del regreso al consenso y de un pacto de Estado, de la libertad de expresión y del rechazo a la negociación con ETA.
Estuvieron presentes en dicho acto representantes de los tres partidos constitucionalistas -PP, Ciudadanos(C's) y UPyD- así como del Movimiento Cívico catalán y el Foro Ermua en pleno. En el acto se dió lectura al manifiesto "no vale todo", que transcribo a continuación:
Contra el “todo vale”
Iñaki Ezkerra (Presidente del Foro Ermua)
La Legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido la del “todo vale”. La consigna del “todo vale” ha llegado a crear en España no ya una doctrina política sino una verdadera subcultura que es profundamente antidemocrática y enemiga de la convivencia. Una subcultura heredada inicialmente del nacionalismo vasco pero ya totalmente asimilada por el partido que nos ha gobernado durante los últimos cuatros años, que llegó al Gobierno gracias a ella y que pretende servirse de ella para perpetuarse en el Gobierno. Pero es preciso decir en voz alta que para obtener el poder en unas elecciones o mantenerse en el poder “no vale todo”.
No vale proponer a los demócratas el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo a la vez que se propone a los propios terroristas otro pacto.
No vale acercarse a los terroristas cuando se está en la oposición y decirles que se les va a tratar mejor que lo que lo está haciendo el Ejecutivo que en ese momento gobierna.
No vale invitar a los terroristas a que propicien ese cambio como sólo ellos saben hacerlo.
No vale prometer a los terroristas ni a los independentistas, ni a los que son una cosa y otra al mismo tiempo, lo que no se puede prometer.
No vale violar la jornada de reflexión de unas elecciones.
No vale atacar las sedes del partido rival.
No vale buscar votos entre la chatarra y los cadáveres de Atocha.
No vale responsabilizar al partido rival de un atentado terrorista por más que éste sea una respuesta a una determinada política que no juzgamos ni adecuada ni moral.
No vale aliarse ni con los cómplices políticos del terrorismo ni con quienes pretenden la destrucción del Estado democrático español.
No vale querer hacer pasar por respetables ni ideas ni ideologías antidemocráticas y totalitarias.
No vale hacer de la izquierda un valor absoluto porque entonces se rompe la convivencia ya que quien no pertenece a la izquierda queda excluido del respeto que merece como demócrata y como ciudadano.
No vale hacer de la libertad otro valor absoluto. Porque no lo es. Porque, con ser un bien inapreciable y un derecho de toda persona, la libertad de uno debe estar limitada en su ejercicio por la libertad de los otros y viceversa. Porque hay muy pocos valores que puedan llamarse absolutos como pueda ser el de la vida, que indudablemente lo es aunque lo relativicen quienes, por otra parte y paradójicamente, absolutizan valores más relativos cuando no desechables como la secta política o la tribu étnica.
No vale llamar al otro gratuitamente “fascista” por un mínimo sentido de la propiedad del lenguaje, del uso adecuado tanto de los conceptos como de las palabras y porque quien desde un partido democrático hace un uso gratuito de ese vocablo coincide con los nacionalistas, o sea con quienes lo hacen desde el racismo y el totalitarismo sirviendo así a esa mala causa.
No vale el desprecio hacia una religión secularizada como el cristianismo cuyo discurso doctrinal ha sido fuente moral de la propia Ilustración y coincide con ésta incluso en las palabras que la Revolución francesa escribió con mayúsculas: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
No vale sembrar la división gratuitamente entre los españoles en materias vitales como la lucha antiterrorista.
No vale intentar dividir a las víctimas del terrorismo.
No vale ningunear a las víctimas del terrorismo.
No vale hacer sufrir a las víctimas del terrorismo. No vale estigmatizar a las víctimas del terrorismo.
No vale insultar a las víctimas del terrorismo diciendo que están siendo manipuladas como si su tragedia las hiciera menores de edad en lugar de hacerlas dignas del mayor respeto y consideración y reconocimiento.
No vale omitir, silenciar, borrar las huellas y el recuerdo del asesinato cometido por ETA para que nadie se acuerde dentro de unos años de quiénes fueron los asesinos y por qué esa persona fue asesinada.
No vale agredir a las víctimas del terrorismo diciendo que obstaculizan el camino hacia la paz y que ponen palos a las ruedas de la paz y demás cursiladas con las que se las convierte en dianas del odio de los fanatizados, los ciegos y los necios.
No vale asistir a sus funerales para sacarse la foto electoralista mientras se está ignorando y ofendiendo a sus familiares en el propio cementerio y ante el difunto.
No vale traicionar la memoria y la ideología y los valores y la causa del compañero de partido asesinado.
No vale hacer de la táctica publicitaria y mediática un absoluto y un valor moral.
No vale utilizar la Justicia de un modo táctico y selectivo al servicio propio y de intereses puramente electorales.
No vale ex carcelar a asesinos y encarcelarlos caprichosamente, como si la Justicia fuera un instrumento de chantaje.
No vale chantajear a los chantajistas con la Justicia cuando ésta debe ser aplicada para acabar con el chantaje, no para perpetuarlo.
No vale chantajear a los demócratas con multas por usar su libertad de expresión y reunión cuando se permite ilegítimamente expresarse y reunirse y manifestarse a los terroristas y a sus cómplices.
No vale mirar hacia otro lado cuando los compañeros de otro partido democrático son puestos en la diana en las paredes de su barrio o cuando se les echa de un trabajo por defender una ideología y pertenecer a un partido perfectamente legítimos.
No vale suplantar a las víctimas del terrorismo presentándose uno como víctima de una tragedia que asoló a toda España hace setenta años y que dejó cicatrices en todos los hogares de España.
No vale abrir las cicatrices en nombre de una falsa memoria histórica que no es más que selectiva e interesada amnesia.
No vale decir una cosa y la contraria.
No vale blandir los huesos de los muertos como si fueran garrotes para resucitar el viejo cainismo hispánico que habíamos superado.
No vale invocar la memoria histórica de los muertos de la Guerra Civil para sacarlos de las tumbas y hacer que sigan luchando sus esqueletos unos contra otros o contra los vivos.
No vale hacer sufrir removiendo la memoria trágica de los vivos.
No vale permitir que los asesinos y los cómplices de los asesinos insulten a infrinjan dolor a las víctimas del terrorismo en letras de canciones o poniendo a las calles los nombres de los asesinos o nombrando hijos predilectos a los asesinos.
No vale dejar que las nuevas generaciones jueguen en parques y plazas que llevan los nombres de los asesinos y que los tomarán por modelos de conducta a imitar.
No vale negociar con quienes practican esas infamias.
No vale negociar con quienes amparan esas infamias.
No vale perseguir ni estigmatizar a un partido ni a un colectivo ni a unos ciudadanos que tratan de desterrar para siempre esas infamias de la vida española.
No vale ser cómplice de la infamia nacionalista y del silenciamiento de las víctimas y del olvido.
No vale despreciar el esfuerzo de anteriores gobiernos en la lucha antiterrorista para presentarse como el gran pacificador.
No vale rechazar frívolamente la experiencia y los logros de los otros en esa lucha.
No vale haber permitido que resucitara el terrorismo.
No vale llevar la ominosa negociación con los terroristas al Congreso de los Diputados.
No vale haber desobedecido incluso aquella resolución votada en el Congreso de los Diputados.
No vale seguir negociando con terroristas después de un atentado mortal.
No vale negociar nunca con terroristas.
No vale mentir sobre los terroristas.
No vale mentir nunca.
No vale haber dado la razón o parte de la razón a la causa de los terroristas al convertirlos en interlocutores y haber ayudado a que crecieran en el País Vasco las plataformas y los colectivos y los partidos y las mesas del totalitarismo.
No vale renegar ante el nacionalismo de los valores de la España democrática y de la España histórica.
No vale despreciar quinientos años de Historia de una gran Nación.
No vale saltarse todos los consensos de la Transición.
No vale aliarse con socios que son los enemigos declarados de la democracia española.
No vale remover los cimientos del modelo de Estado y de la Nación que nos han dado paz (la verdadera paz de la Constitución de 1978) y la auténtica prosperidad a los españoles así como respecto en el contexto internacional.
No vale socavar la unidad de los españoles. ´
No vale socavar la igualdad de los españoles.
No vale expulsar a un compañero del partido sólo porque tiene principios.
No vale humillar a un compañero de partido al que ya le han humillado además los nacionalistas del modo más infame y más bajo, es decir recurriendo a la violencia física.
No vale acabar con la democracia interna del propio partido con el lema del que se mueve no sale en la foto.
No vale hacer fotos de los serviles y los dóciles para presentarlos como los modelos civiles que no son ni serán nunca.
No vale perseguir a todo lo que se mueve libremente.
No valen los expedientes ignominiosos, las mentiras insidiosas ni las purgas neoestalinistas.
No vale la mentira que ha sentado cátedra en esta Legislatura que ahora termina afortunadamente.
No vale acosar a los candidatos de otros partidos ni dar lecciones a las acosadas ni presumir de saber contener el llanto cuando esas mujeres han demostrado un valor que es lo que hace posible que todavía quede algún resquicio de libertad en nuestra tierra.
No vale restar importancia a los incidentes inaceptables de una campaña electoral cuando son el resultado de una Legislatura que comenzó violando el derecho de los españoles a meditar tranquilamente su voto.
(Este texto de Iñaki Ezkerra fue leído en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, el 27 de febrero, por varios miembros del Movimiento Cívico catalán y vasco así como publicado en la página web del diario La Razón el 6 de marzo de 2008).
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